Capítulo 6 - El después

Se desmayó en medio del puente.
Al abrir los ojos, se encontró a Gaëlle encima de él llorando.
Gaëlle es su mejor amiga. Junto a ella estaban Stelle, Lucy, Jean-Luc y David.
-Mm, que me ha pasado?- preguntó Miguel
-Ah, estás vivo, Miguel, que alegría-dijo Gaëlle, entre lágrimas, supuso Miguel, que eran de alegría.
-Hemos visto un destello azul y hemos venido a ver qué pasaba-le respondió Jean-Luc.
-Y te hemos encontrado tirado en el suelo-concluyó David.
Todos acompañaron a Miguel a la plaza del pueblo, donde quedaban para ir al mirador. La plaza de Illy es más o menos grandecita, cabe toda la gente del pueblo, y tiene lo típico, una fuente y unos bancos. Al frente está el ayuntamiento, donde hay una sala para conectarse a Internet, aunque cada uno tiene Internet en su casa. También en el ayuntamiento hay una pequeña biblioteca donde hay pelis, libros y muchos comics. También en la plaza del pueblo está la tienda. La tienda es del padre de Lucy, y siempre que vamos todos juntos nos da caramelos.
-Estas mejor, Miguel?- le preguntó Lucy.
-Sí, algo, gracias.- le respondió Miguel.
-Por qué no vamos a la cascada? -propuso Jean-Luc.
-No ves como está Miguel? -preguntó Gaëlle con tono de preocupación –Bastante que le hemos podido traer aquí.
-Oh, vamos, estoy bien! -le dijo Miguel a Gaëlle –No te preocupes. Venga vamos!!!
Y todos se fueron a la cascada, que es como les gusta llamar al mirador del pueblo. Es un sitio alto desde donde se ve el mar, que está a unos 10 km de Illy. Había bancos, y una pequeña cascada.
Cuando llegaron, se sentaron.
-Voy a por las bebidas-dijo David.
Al rato…
-No quedan!!! –gritó David.
-Pues habrá que ir a por más -dijo Lucy.
-Venga, vamos-gritó David.
-Yo me quedo con Miguel –les dijo Gaëlle a todos.
Y se fueron. Miguel se quedó con Gaëlle.
-Oh, Miguel –le dijo Gaëlle- menos mal que estas bien.
-Sí, menos mal… -le dijo Miguel con tono de cambiar de tema.
-Y qué hacías tú solo en el puente del río? Si al otro lado está la frontera –preguntó Gaëlle.
-Emm, nada, pasear un rato –mintió Miguel.
-Seguro? Bueno, yo se que nunca me mentirías –le dijo Gaëlle con ternura.
Miguel guardaba el secreto desde hacía 3 años. Desde que su padre decidiera que tenía que ir a Querol a estudiar. Su padre trabajaba en La Saz, el pequeño pueblo donde está el puerto, que se ve desde el mirador. Pero…

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