Capítulo 16 - Le lac

-Miguel, Miguel, MIGUEEEEEEL!!!
-Aaaaah!!! Qué pasa? –preguntó Miguel
Estaba Miguel sólo en clase, todos los demás se fueron al recreo. Pero Miguel no estaba sólo del todo…
-Esta tarde llamaré a su casa, para que su madre sepa a lo que se dedica su hijo en las clases de francés. –le dijo Philippe.
Y Miguel salió al patio. Estaba lleno de gente, como siempre, aunque no vio a su grupo…
Estuvo buscando durante un buen rato, pero no encontró a nadie. Sólo encontró a Alfredo.
-Hola, Alfredo, has visto a estos? –preguntó Miguel.
-Hola, Miguel, pues la verdad es que no.-le dijo Alfredo- Yo también les estoy buscando.
Alfredo estaba siempre medio margi. Era uno de sus mejores amigos, pero habían perdido el contacto. Además, los demás no querían que el estuviera con ellos. Eso a Miguel le molestaba mucho, porque Alfredo era buen chico, lo que pasa que era un poco tímido.
-Bueno… Vamos a dar una vuelta? –le dijo Miguel
-Pero y los demás? –le preguntó Alfredo
-Deja a los demás, si no nos esperan será por algo-le dijo Miguel.
Y estuvieron hablando de todo en general. De juegos, del colegio, de la gente, de películas, de música, pero lo que más extraño le pareció a Miguel es que se pusieran a hablar de…
-Chicas? Que pillín eres, Alfre –le dijo Miguel riéndose.
Alfredo se sonrojó. Y Miguel siguió preguntando:
-Y quién te gusta?
-Prometes que no se lo vas a decir a nadie?- le preguntó Alfredo.
-Prometido, yo soy una tumba –le dijo Miguel.
En ese momento sonó el timbre.
-Te lo cuento otro día –le dijo Alfredo.
Y se fue. Miguel se quedó solo. Asi que se metió dentro.
POR LA TARDE…
Miguel se quedó mirando el agua cristalina del lago. Cogió una piedra del suelo, y la tiró para hacer ondas. Estaba sentado en un banco. Hacía buena tarde: Había nevado, pero muy poco. Desde el lago se veía la puesta de sol, que era preciosa. Además hacía muy buen tiempo, y eso era muy raro, para ser finales de noviembre, en una pequeña ciudad en las montañas. De pronto notó un susurro:
-Qué haces aquí tu solito?
-Silvia!! Jeje, pues nada, pensar, y tú?- le preguntó Miguel
-Dar un paseo –le respondió Silvia.
Silvia se sentó al lado de Miguel, y empezó a acercarse. Miguel se separaba, pero Silvia se acercaba cada vez más. Hasta que legaron al final del banco. Entonces Silvia le dijo a Miguel:
-Miguel, hay algo que debes saber.
Y le besó. Empezó a besar a Miguel, pero Miguel se separó.
-Pasa algo? –preguntó Silvia
-Esto no está bien –dijo Miguel.
-Pero por qué? No te gusto? –preguntó Silvia con decepción
-Si… me gustas… pero no puede ser –dijo Miguel
-Por qué? –preguntó Silvia
-Ya lo entenderás –le dijo Miguel
Miguel se levantó y se fue.
Se dirigió a la frontera, pero allí…

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