Capítulo 25 - Fête de l´Hiver

Oyó a alguien subir las escaleras…
Miguel se asomó al pasillo. Vio una sombra en las escaleras. Entró y buscó un sitio donde esconderse. Cogió el baúl y los juguetes y los metió debajo de la cama. Miguel abrió la ventana y salió. Enfrente de la habitación había un gran árbol. Miguel posó un pie en una rama, e intentó posar el otro, pero no llegaba. Se resbaló y casi se cayó, pero consiguió recuperar el equilibrio y logró alcanzar con el pie la rama. Bajó y se fue corriendo por la parte trasera de la casa.

POR LA NOCHE…
-Miguel, date prisa, que el discurso va a empezar en poco rato-dijo la madre de Miguel.
-Ya voy, mamá –le dijo Miguel
Cogió un paquete envuelto en papel de regalo y se lo metió en un bolsillo de la chaqueta.
Salieron y cerraron la puerta. Anduvieron hasta la plaza. De camino, Miguel se encontró con Lucy.
-Hola, Lucy, donde están los demás?
-Ven conmigo –le dijo Lucy.
Y fueron andando a la plaza del pueblo.
Todo el mundo estaba allí: desde el alcalde, hasta los vecinos. La plaza estaba rebosante de luces y alegría por todas partes. Enfrente del ayuntamiento había un escenario enorme en el que había un gran telón rojo que no dejaba ver nada. El árbol de navidad que había el otro día había desaparecido. De repente, se oyó a alguien hablar por detrás con un micrófono:
-Atención, por favor –dijo el alcalde- Bien.
Todos dirigieron su mirada hacia el alcalde, que estaba en el balcón oficial, y dijo:
-Queridos vecinos de Illy. Como sabéis, estas fechas son muy importantes para todos, porque llega la tan esperada fête de l´Hiver. Este día es muy importante para el pueblo, porque representa el día en el que nuestros antepasados tuvieron que asentarse aquí por el mal tiempo del invierno. Por eso este día lo recordamos como el descubrimiento de nuestras raíces y lo celebramos a lo grande.
A continuación, nuestros jóvenes nos cantarán el Douce Nuit. Un fuerte aplauso para ellos y feliz Navidad a todos.
Todos aplaudieron y volvieron a mirar al escenario. El telón rojo se abrió, y apareció un escenario con dos grandes muñecos de nieve a los lados. En el centro estaba el gran árbol de Navidad que ponían todos los años en la plaza, y en el escenario, Gaëlle empezó a cantar:

Douce nuit, sainte nuit!
Dans les cieux ! L'astre luit.
Le mystère annoncé s'accomplit
Cet enfant sur la paille endormi,
C'est l'amour infini!
C'est l'amour infini!


Saint enfant, doux agneau!
Qu'il est grand! Qu'il est beau!
Entendez résonner les pipeaux
Des bergers conduisant leurs troupeaux
Vers son humble berceau!
Vers son humble berceau


C'est vers nous qu'il accourt,
En un don sans retour!
De ce monde ignorant de l'amour,
Où commence aujourd'hui son séjour,
Qu'il soit Roi pour toujours!
Qu'il soit Roi pour toujours!


Todos aplaudieron la actuación de Gaëlle. Ella se inclinó y miró a Miguel. Éste le devolvió la mirada y le guiñó un ojo. El alcalde volvió a pedir la atención de todos y dijo:
-Excelente actuación, Gaëlle. Bien, ahora, un grupo musical actuará para ustedes. Disfrútenlo, y Feliz Navidad a todos.
Todos aplaudieron al alcalde, y mientras el grupo tocaba, muchas parejas se quedaron a bailar. Gaëlle corrió al encontrarse con Miguel.
-Qué tal lo he hecho?- preguntó Gaëlle a Miguel.
-Has estado impresionante-le dijo Miguel- Toma, te he comprado esto.
-Gaëlle cogió la cajita y la abrió. Dentro había un monedero.
-Un… monedero? –dijo Gaëlle con cara de sorprendida-. Gracias Miguel, pero no tenías…
-Mira dentro- le dijo Miguel.
Gaëlle abrió el monedero, y dentro vio dos tiques.
-Y estos tiques? –preguntó Gaëlle.
-Son para la feria –dijo Miguel-. Para que podamos ir los dos.
-Oh, qué bonito, Miguel –le dijo Gaëlle – muchas gracias.
Y Gaëlle le dio un beso a Miguel en la mejilla. Miguel se puso rojo, y los dos empezaron a bailar lento. Estaban abrazados, y muy juntos. Estaban a punto de besarse cuando…

Capítulo 24 - El informe

Miguel, Gaëlle, Stelle y Lucy llegaron temprano a la plaza del pueblo. Serían las ocho de la mañana. Hacía un buen día, el cielo estaba despejado, y el sol brillaba más que cualquier otro día. Aunque tenía algo importante que hacer: Ir a casa de Gaëlle. Antes de que llegara la teniente de alcalde, Sylvie, que era la encargada de los preparativos, Miguel les dijo a las chicas:
-Chicas, tengo que hacer una cosa, no puedo acompañaros.
-Cómo que no? –dijo Gaëlle-, que tienes que hacer?
-Pues… tengo que hacer un trabajo para el instituto –mintió Miguel-. Decidle que me encuentro mal.
-Vale –dijo Lucy-, nosotros se lo decimos.
-Gracias –dijo Miguel.
Y se fue corriendo.
La puerta estaba abierta. Cuando entró en casa de Gaëlle, la escena que vio le resultó preocupante:
El salón estaba todo revuelto, y tirado por el suelo. Los libros y adornos que había encima de las tres estanterías que ocupaban la habitación estaban tirados por el suelo, y además todos los marcos de las fotos estaban vacíos. Eso extrañó a Miguel. Pero no se detuvo a contemplar la escena. Fue arriba. Entró en la habitación de Gaëlle. La habitación estaba más o menos ordenada, excepto en la zona del escritorio, que estaba toda revuelta. Miguel lanzó una pequeña ráfaga de aire para ordenarlo todo. Se sentó en la silla, y encendió el ordenador. Buscó en todos los ficheros, y lo único que encontró fueron fotos en las que salían Gaëlle y Miguel.
-Vaya, sí que me quiere –se dijo Miguel riéndose.
Fue a la habitación de Jacques, el hermano de Gaëlle. Miguel observó la habitación. Había una cama, una mesilla, una estantería pequeña y un escritorio en el que sólo había un pequeño flexo y un portalápices. Se iba a marchar, cuando se dio cuenta de que había un papel debajo de la cama. Miguel se acercó y sacó el papel. Lo leyó y en el ponían muchas cosas, pero lo que entendió fue esto:

Gabinet médical Palais Médical
47, Rue de la Liège - 8è arr.
----- ------------ CEDEX

Nom (apellido): SANCHEZ
Prénom (nombre): Miguel
Nationalité (nacionalidad): FRANÇAISE
Date Naissance (fecha de nacimiento): 01-02-95
Lieu de Naissance (lugar de nacimiento): La Saz, FRANCE
RH: 0+

INFORME DE SANTÉ
-6/2/01 : NEG, 7%

La dirección estaba ilegible. La habían borrado. Miguel buscó debajo de la cama, pero no había nada más. Pero vio un baúl. Lo sacó y lo abrió. Dentro había juguetes. Miguel supuso que eran del pequeño Jacques. Los sacó todos, y los examinó con cuidado. Se quedó mirándolos y se puso a jugar con ellos. Por un rato, Miguel sintió que surcaba el cielo, los mares, la ciudad y ganaba muchas carreras. Le gustó aquello. Mientras jugaba con el avión, se tropezó con el baúl y se cayó. El baúl se cayó de lado y de él salió una carpeta.
Miguel se agachó y recogió la carpeta. La abrió y allí encontró informes similares al anterior, pero con diferentes datos.
-18/2/07: POS: 74%, 6/5/08: POS 98%... Pero qué es todo esto? –se preguntó Miguel.
En ese momento oyó un ruido. Miguel miró hacia la puerta, y oyó…

Capítulo 23 - Coma

-Miguel, estás despierto? -preguntó un hombre.
Empezó a recobrar la consciencia.
-Dónde estoy? -preguntó Miguel.
-En un hospital de campaña -dijo un enfermero.
Estaba en la explanada donde se habían caído del tren. Toda la explanada estaba llena de coches de bomberos, de coches de policía, de gendarmes y de ambulancias. También había varios equipos de televisión, que estaban contando, supuso Miguel que en directo, lo que había pasado. Todos los amigos de Miguel estaban en el hospital de campaña, mirándole.
-Dejadme levantarme –dijo Miguel.
-Espera a que acabemos de colocarte las vendas –dijo el enfermero
-Qué tal estáis, chicas? –preguntó Miguel.
-Bien -respondieron todas.
-Y David? –preguntó Miguel.
-Tu amigo está en el hospital comarcal –le respondió el enfermero-. Se lo han llevado hace un rato.
Aproximadamente un cuarto de hora después, Miguel y sus amigos salieron del hospital de campaña. Todos los periodistas y cámaras, al ver salir al grupo, corrieron hacia ellos.
-Chicos, qué tal os encontráis?-preguntó un periodista
-Sabéis si ha muerto alguien?-preguntó otro.
-No, no lo sabemos –respondió Stelle.
-Dejadles en paz, son menores, no podéis preguntarles nada-dijo el jefe de Gendarmería, tapándoles la cara.
-Venid conmigo –les dijo el gendarme a los chicos.
Se metieron en un coche de policía, y se marcharon de allí. El coche iba escoltado por tres gendarmes en moto, que los llevaron al hospital comarcal.
Salieron del coche y se metieron dentro del hospital. Estaba lleno de gente esperando para vacunarse, ya que eran las fechas para vacunarse de la gripe. En vez de ir en el ascensor principal, fueron por un pasillo en el que había un cartel que ponía: SÓLO PERSONAL DE HOSPITAL.
Entraron en el ascensor, y subieron en silencio hasta la segunda planta.
Salieron y fueron conducidos hasta el cristal de una habitación. Allí estaba David, intubado y monitorizado. Stelle y Lucy empezaron a llorar. Gaëlle se abrazó a Miguel, y este se quedó contemplando a su amigo.
-Hola chicos, soy el Doctor Bélier –dijo el D.Bélier-. Tengo que comunicaros que vuestro amigo David ha sufrido un coma debido a la onda expansiva y a un fuerte golpe en la cabeza.
Al poco tiempo, llegó la madre de Miguel, que los llevó de vuelta a Illy…

Capítulo 22 - El tren

El tren se paró. Todos empezaron a mirar por las ventanas.
-Qué pasa? –preguntó David
-No lo sé, pero no será nada bueno –respondió Miguel con mirada tensa.
Una ventana se rompió. Había trozos de cristal por todo el suelo.
-Iros atrás –les dijo Miguel a las chicas
-Pero…
-IROS ATRÁS!
Las chicas se fueron atrás, y David y Miguel se quedaron en medio del vagón.
De repente se fue la luz del tren, y todos los cristales se rompieron. Por las ventanas entraron cinco hombres armados con sables.
Miguel se puso frente a ellos. Sacaron los sables, y empezaron a moverlos con gran velocidad. Miguel lanzó una ráfaga de viento contra ellos, pero no surtió mucho efecto. Los hombres empezaron a atacar a Miguel. David le dio un puñetazo a uno, que cayó desplomado al suelo. Miguel les esquivó. Les lanzó bolas de aire, que hicieron que dos hombres se cayeran al suelo. Mientras los otros dos se subieron a los asientos. Miguel hizo una bola de aire para protegerse, aunque no sirvió de mucho. Consiguió empujarles hacia el fondo del vagón. En ese momento, Miguel observó los cristales del suelo, y con una ráfaga de aire, los levantó del suelo, y se los lanzó a los hombres. Dieron a tres, que cayeron al suelo. Los dos restantes, que estaban a los lados, atacaron a Miguel. Él les consiguió esquivar, pero no podía con ellos. Entonces el cielo se volvió de color azul eléctrico y Miguel levantó los brazos y gritó con todas sus fuerzas. Todos se cayeron al suelo, excepto Miguel. Empezó a moverse todo. Y cada vez se veía la ciudad más pequeña. El tren estaba en el aire. Las chicas empezaron a chillar y David se cayó al suelo. Miguel empezó a mover el tren en círculos. Los cinco hombres cayeron al vacío. La fuerza arrastró a David, que se quedó colgado en la puerta del tren. Stelle, Lucy y Gaëlle fueron a ayudarle, pero Miguel no podía parar. Stelle intentó agarrar a David, pero no lo alcanzaba. David cayó del tren. Miguel corrió y saltó del tren. El tren, entonces, cayó en picado hacia el suelo, Miguel alcanzó a David. Cayeron al suelo, y Miguel logró sujetar el tren con los pies. Todos salieron corriendo del tren, concretamente en una explanada de hierba.
Salieron corriendo hacia la ciudad. El tren explotó y todos se cayeron al suelo.

-Miguel?, Miguel?, Miguel…

Capítulo 21 - Los regalos de Navidad

PERDONAD PERO HA HABIDO UNA ERRATA, ASI QUE TENDREIS QUE VOLVER A LEER EL CAPITULO lo siento xD

La plaza del pueblo estaba vacía. Lo sabía bien Miguel, que estaba esperando a los demás. Hacía bastante frío. Era normal, quedaban cinco días para que empezara el invierno. Miguel había quedado con Lucy, Stelle, David y Gaëlle para ir a La Saz a comprar los regalos de Navidad. Miguel tenía mucha ilusión, pues iba a ver a Gaëlle, ya que hacía unos cuantos días que no la veía.
Miguel se quedó contemplando la plaza del pueblo: ya estaban ultimando los preparativos para la Fête de l´Hiver (la fiesta del invierno), que celebraba el pueblo todos los años. Mientras Miguel contemplaba la escena, oyó a sus amigos.
-Hola Miguel –le saludaron Lucy y Stelle.
-Ey, Miguel, que tal? –le saludó David.
El saludo que más estaba esperando era el de Gaëlle, que se acercó corriendo a abrazar a Miguel.
-Miguel… -le dijo Gaëlle-. Que ganas que tenía de verte.
-Yo también- respondió Miguel.
-Nos vamos? -propuso Lucy.
-Y Jean-Luc? –preguntó Miguel.
-Está en Ajaccio con su familia –le respondió Lucy.
-Venga -dijeron Miguel y David a la vez.
Y se fueron andando de camino a la estación.
Illy era un pueblo pequeño, pero no lo era tanto si tenía estación de tren propia. Era una estación pequeña, con un pequeño edificio donde estaba la taquilla, y un solo andén, dado que sólo había un tren a La Saz. En el andén había un gran reloj, bastante antiguo, que sería de los años 80, un par de bancos, y una pantalla en la que indicaba cuanto tiempo faltaba para el próximo tren. Aunque, claro está sólo había uno: el que iba a La Saz.
Las chicas se sentaron en un banco, mientras que los chicos se quedaron de pie. Entonces Stelle preguntó:
-Ya habéis pensado qué vais a regalar?
-Yo sí –respondió Lucy-. A mi madre una tetera, a mi padre un reloj de bolsillo y a mi hermana una muñeca
-Y tú Stelle?, Has pensado ya que vas a regalar? –preguntó Lucy.
-Más o menos –le respondió Stelle –. A mi hermana un disco de su grupo favorito; a mi madre, un marco con la foto de nuestra familia; y a mi padre, un libro.
-Y tú David? –preguntó Stelle.
-Pues la verdad es que no lo sé. Lo veré sobre la marcha –Le respondió David con una sonrisa.
-Y tú, Miguel? –le preguntó Lucy?
-Es una sorpresa –le respondió Miguel
-Y tú Gaëlle? –preguntó David.
-Yo no voy a comprar nada este año –respondió Gaëlle.
-Y eso? –preguntaron Lucy y Stelle.
-No quiero nada –les respondió Gaëlle.
Lucy y Stelle pararon de preguntar. En ese momento llegó el tren.

Era uno de esos trenes pequeños, de dos vagones. La verdad es que no parecía antiguo, es más, tenía toda la pinta de ser uno de los más modernos de Francia. El tren estaba vacío, así que todos se pusieron cómodos.
El viaje transcurrió entre risas, mientras Miguel pensaba qué regalaría a todo el mundo…
A mitad de camino, ya se veía La Saz. La escena era preciosa: toda la ciudad estaba iluminada, y hacía un fuerte contraste con el mar, que estaba un poco revuelto. Todos iban hablando en el tren, tranquilamente:
-Gaëlle, te pasa algo? –le preguntó Miguel con signos de preocupación.
-No… bueno… es que estas fechas me hacen recordar a mi familia y… claro… pues me pongo un poco depre –le respondió Gaëlle. Mientras lo decía le salían lágrimas de los ojos.
-No te preocupes, estamos contigo –le dijo Miguel abrazándola-. Nos tienes a nosotros, para todo lo que necesites.
-Eres el mejor –le respondió Gaëlle-. No sé cómo soportaría todo esto sin ti…-le decía Gaëlle mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
En ese momento…

Capítulo 20 - Un mar de dudas

-Qué haces aquí tú sólo con el frío que hace?
Miguel se giró y vio a Olivier.
-O…O…Olivier, eres… tu? –dijo Miguel.
-No exactamente –le dijo Olivier
Y por qué te veo a ti?-preguntó Miguel
-Porque soy tu padrino –respondió Olivier- solo me vas a ver a mí.+
-Cómo que sólo a ti? –preguntó Miguel.
-Soy tu padrino, tengo que velar por ti y contarte todo lo que necesites saber- respondió Olivier
-Quién te ha matado?-preguntó Miguel
-Los otros –respondió Olivier
-Los… otros? –preguntó Miguel extrañado.
-Sí, los otros. Es un grupo de personas que buscan algo –le respondió Olivier
-Qué buscan?- preguntó Miguel.
-Buscan un poder –respondió Olivier.
-Pero… que poder? –preguntó Miguel.
-Mira Miguel, aquí no puedo contarte nada –le dijo Olivier- volveré pronto para hablar contigo.
En ese momento desapareció. Miguel se quedó contemplando el mar, que estaba muy tranquilo, cosa extraña a principios de diciembre. En ese momento, salió su madre del interior del tanatorio. Se acercó y abrazó a Miguel.

MIENTRAS TANTO EN ILLY…
-Sí, estoy delante de la casa-dijo un hombre
-Está vacía? –preguntó la voz al otro lado del teléfono.
-Sí, ya nos encargamos el otro día-dijo el hombre.
-Pero está la policía registrándola?-preguntó la voz
-No, ya me he encargado de ellos, jejeje-dijo el hombre.
-Vas a entrar ahora?-preguntó la voz
-Sí, voy a ver si encuentro algo-le dijo el hombre a la voz.
-Has quitado todas las fotos?-le preguntó la voz-. Sabes perfectamente que son nuestra perdición.
-Sí.
-Perfecto, pues ponte a buscar-le dijo la voz- pero no tardes mucho.
-De acuerdo –le dijo el hombre-. No te preocupes, en cuanto vea algo, me voy.
-Ya sabes que no nos será tan fácil volver a distraer a todo el mundo-le dijo la voz.

Y colgó. El hombre se guardó el móvil en la chaqueta, y salió del coche. Fue andando con calma hasta la casa de Gaëlle, ya que todo el pueblo estaba en La Saz, en el velatorio de Olivier, muy querido en la comarca, y más querido aún en la familia de Miguel…