Capítulo 21 - Los regalos de Navidad

PERDONAD PERO HA HABIDO UNA ERRATA, ASI QUE TENDREIS QUE VOLVER A LEER EL CAPITULO lo siento xD

La plaza del pueblo estaba vacía. Lo sabía bien Miguel, que estaba esperando a los demás. Hacía bastante frío. Era normal, quedaban cinco días para que empezara el invierno. Miguel había quedado con Lucy, Stelle, David y Gaëlle para ir a La Saz a comprar los regalos de Navidad. Miguel tenía mucha ilusión, pues iba a ver a Gaëlle, ya que hacía unos cuantos días que no la veía.
Miguel se quedó contemplando la plaza del pueblo: ya estaban ultimando los preparativos para la Fête de l´Hiver (la fiesta del invierno), que celebraba el pueblo todos los años. Mientras Miguel contemplaba la escena, oyó a sus amigos.
-Hola Miguel –le saludaron Lucy y Stelle.
-Ey, Miguel, que tal? –le saludó David.
El saludo que más estaba esperando era el de Gaëlle, que se acercó corriendo a abrazar a Miguel.
-Miguel… -le dijo Gaëlle-. Que ganas que tenía de verte.
-Yo también- respondió Miguel.
-Nos vamos? -propuso Lucy.
-Y Jean-Luc? –preguntó Miguel.
-Está en Ajaccio con su familia –le respondió Lucy.
-Venga -dijeron Miguel y David a la vez.
Y se fueron andando de camino a la estación.
Illy era un pueblo pequeño, pero no lo era tanto si tenía estación de tren propia. Era una estación pequeña, con un pequeño edificio donde estaba la taquilla, y un solo andén, dado que sólo había un tren a La Saz. En el andén había un gran reloj, bastante antiguo, que sería de los años 80, un par de bancos, y una pantalla en la que indicaba cuanto tiempo faltaba para el próximo tren. Aunque, claro está sólo había uno: el que iba a La Saz.
Las chicas se sentaron en un banco, mientras que los chicos se quedaron de pie. Entonces Stelle preguntó:
-Ya habéis pensado qué vais a regalar?
-Yo sí –respondió Lucy-. A mi madre una tetera, a mi padre un reloj de bolsillo y a mi hermana una muñeca
-Y tú Stelle?, Has pensado ya que vas a regalar? –preguntó Lucy.
-Más o menos –le respondió Stelle –. A mi hermana un disco de su grupo favorito; a mi madre, un marco con la foto de nuestra familia; y a mi padre, un libro.
-Y tú David? –preguntó Stelle.
-Pues la verdad es que no lo sé. Lo veré sobre la marcha –Le respondió David con una sonrisa.
-Y tú, Miguel? –le preguntó Lucy?
-Es una sorpresa –le respondió Miguel
-Y tú Gaëlle? –preguntó David.
-Yo no voy a comprar nada este año –respondió Gaëlle.
-Y eso? –preguntaron Lucy y Stelle.
-No quiero nada –les respondió Gaëlle.
Lucy y Stelle pararon de preguntar. En ese momento llegó el tren.

Era uno de esos trenes pequeños, de dos vagones. La verdad es que no parecía antiguo, es más, tenía toda la pinta de ser uno de los más modernos de Francia. El tren estaba vacío, así que todos se pusieron cómodos.
El viaje transcurrió entre risas, mientras Miguel pensaba qué regalaría a todo el mundo…
A mitad de camino, ya se veía La Saz. La escena era preciosa: toda la ciudad estaba iluminada, y hacía un fuerte contraste con el mar, que estaba un poco revuelto. Todos iban hablando en el tren, tranquilamente:
-Gaëlle, te pasa algo? –le preguntó Miguel con signos de preocupación.
-No… bueno… es que estas fechas me hacen recordar a mi familia y… claro… pues me pongo un poco depre –le respondió Gaëlle. Mientras lo decía le salían lágrimas de los ojos.
-No te preocupes, estamos contigo –le dijo Miguel abrazándola-. Nos tienes a nosotros, para todo lo que necesites.
-Eres el mejor –le respondió Gaëlle-. No sé cómo soportaría todo esto sin ti…-le decía Gaëlle mientras se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
En ese momento…

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