Capítulo 19 - De camino

-Vamos Miguel, date prisa que no vamos a llegar!!-le dijo su madre a Miguel.
-Ya voy –le respondió Miguel a su madre.
Estaba terminando de ponerse la corbata. Miguel iba todo de negro. La corbata también. Se estaba preparando para ir al tanatorio.
Miguel se subió al coche. Empezó a llover. De camino a La Saz Miguel empezó a pensar lo que había ocurrido antes…
HACE 4 HORAS
Miguel llegó a casa. Allí estaba su madre, muy enfadada, haciendo la comida.
-Miguel, tenemos que hablar –le dijo su madre- Por qué te has quedado en casa de tu amigo Iván sin avisarme?
-Mamá, no me cogías el teléfono y… -intentó responder Miguel.
-Qué no te cogía el teléfono? Estaba en la gendarmería, Miguel, denunciando tu desaparición-dijo su madre dando un golpe en la mesa.
-Pero mamá… -intentó responder Miguel.
-Dónde estabas? –le preguntó su madre- Qué estabas haciendo para llegar tan tarde?
-Estaba dando un paseo –respondió Miguel
-Cómo que un paseo? –preguntó la madre de Miguel- Cuántas veces te tengo que decir que después del instituto te vengas derechito a Illy? Eh, cuantas?
-Pero mamá, la frontera estaba cerrada –dijo Miguel
-Es que siempre te pasa lo mismo… Cómo que la frontera cerrada? –le preguntó su madre.
-Ha habido un tiroteo –le dijo Miguel-murió un gendarme.
-Quién?-preguntó su madre con angustia.
-Olivier –respondió Miguel.
Su madre soltó el bol de ensalada que llevaba en las manos, que se cayó al suelo. Se apoyó en la encimera, mientras iba a sentarse a un taburete.
-Olivier, nuestro Olivier? – le preguntó su madre.
Miguel hizo un gesto afirmativo con la cabeza, mientras su madre empezó a llorar. Se fue lentamente al salón, y allí se sentó en el sofá, mientras buscaba un paquete de pañuelos.
En ese momento, Miguel abrazó a su madre. Y se quedaron los dos sentados en el sofá, abrazados.


Llegaron al tanatorio, que estaba en La Saz. Había mucha gente en la entrada. Miguel y su madre salieron del coche. Entraron rápido, y buscaron la sala. Al llegar, encontraron a la viuda rodeada de gente.
La madre de Miguel y Carla, la viuda, se dieron un abrazo.
-Lo siento mucho –le dijo la madre de Miguel a Carla.
Y todos estuvieron allí velando a Olivier.
UNAS HORAS MÁS TARDE
Miguel salió al balcón del tanatorio. El tanatorio estaba a lo alto de La Saz. Desde ahí se veía toda la ciudad, pero también se veía el mar.
La noche estaba despejada, y el mar tranquilo. Ese día había luna llena, y soplaba una suave brisa. Entonces…

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